martes, 12 de agosto de 2008

obsesivaDETESTABLE

Así pude descifrar exactamente tu comportamiento en un maldito ataque sin que me hables.
Principalmente, que no me hables es una de las actitudes.

¿Creerías que soy una obsesiva detestable? Y ahí es cuando acertás, cuando le das al blanco, cuando encerrás un enorme significado en un adjetivo que muchos tomarían a mal, pero ser la obsesiva detestable me hace más fuerte, me hace entender mejor las cosas y mirarlas más de afuera. Aunque cueste, la obsesión poco a poco absorbe toda mi materia gris hasta que llego a mirar absolutamente todo desde afuera, no solo tus ataques. No dejaré que pase, tengo tanto por vivir que no quiero ver cómo lo hacen los demás mientras yo observo. Pero ya lo hice con vos, ya vi tus ataques objetivamente. Solamente serán tus ataques.

Comprendo tu tristeza, tu ira, tu normalidad y tu felicidad en tus estilos de música, tu manera de hablar, tus ganas de hablar.

Me repito 'Tal vez es sólo el cansansio.' ¿Y si no? ¿Y si estoy condenada a éstos ataques? ¿Por qué negar que esta poca fluidez en la conversación sea parte de uno? Lo sé, mientras esté encadenada a vos estoy por ende encadenada a los ataques. Muchos lo verían triste, y al ver que no me quiero soltar de vos dirían 'Está encaprichada.' Puede ser, puede ser un capricho. No me interesa realmente cuál sea mi motivo, simplemente me encadené de a poco y no me quiero soltar. Dulce incertidumbre, suaves punzadas en el estómago. Me decidí conciente a escoger tus ataques y todas tus virtudes de la lista incandescente para seguir de acá en adelante. Según vos, no eternamente, yo no sé, prefiero no pensar. Solamente pienso cuando tu indiferencia activa un minúsculo interruptor en mi delicada mente para que la frialdad me inhale y ser parte suya, a que nunca te fui fría. No quiero ser fría, ni con vos ni con nadie, a nadie le agrada. En otros momentos, soy la feliz e impecable princesa que esboza siempre una sonrisa para el príncipe que la tiene enamorada. Julieta, siendo feliz por Romeo.
Y sabés que le tengo pavor a quedarme sola. Tus miedos abstractos cambian, nunca los puedo saber.

Marioneta rebelde, frágil figura empolvándose sobre el estante, esperando desesperanzada una mano que llega de a momentos y la tira al suelo sin querer haciéndola sucumbir. Capaz sí quiere, de a momentos sí quiere.

Sí, acertaste al creerme una obsesiva detestable, una leal sierva, una ciega que corre detrás tuyo ignorando las dificultades del camino, esperando que cuando se lastime y sangre llegues para curarla. Sí llegás. Las heridas se curan. Rearmás a la delicada muñeca y la volvés a poner en su lugar. Y no, no me importa cuán pedregoso sea el camino, cuántas veces esté obligada a sangrar, sé que vas a hacer que me recupere mientras fría miro desde afuera mis heridas cicatrizando, recordándome firmemente que debo aguantar y archivar cada actitud en los más oscuros rincones de la psiquis, donde queden guardados hasta necesitarlos. Para convencerme de nuevo de que 'es solo una fase pasajera, uno de tus malos días.'

Tal vez no es sufrimiento lo que siento. No, no sufro, actúo exageradamente. Está bien, reescribamos y digamos que no hay tales lastimaduras, hay solamente una que fue la que se fue haciendo más profunda a medida que conocía lo que ahora tomo como común, los arranques. Cicatrizó hace mucho. Lo que suceden ahora son pinchazos, que son fáciles de ignorar, aunque nunca ignoraré por completo.

Me dijiste que no tenía por qué soportar ésto, que me voy a cansar, difiero completamente.

Pero sólo te recuerdo, la mentira es letal.
De eso sí me cansaré al instante. Mi corazón explotará. Frágil. Rebalsás de mi confianza, te la merecés.

[ This is just a passing phase, one of my bad days. ]

No hay comentarios: