sábado, 13 de septiembre de 2008

L a s t W or d s

Estaba recostada en la cama, con algunos sueros por aquí y otras vendas por allá, mi cabeza estaba envuelta en gaza. Creo que habría sufrido un accidente.
En un momento, entra el doctor en la habitación. No tenía idea de quién era, tenía cabello castaño, ojos oscuros y era algo intimidante. Me tomó el pulso, me examinó unos segundos y anotó no sé qué en una libretita.
Tenía curiosidad, ¿qué me había pasado? ¿accidente de auto? Si no anduve manejando. Abrí la boca con dificultad y esbocé algunos sonidos irreconocibles, para luego amoldar mi boca y hablar con claridad.
- D-doctor...
- ¿Hmm? - Sí, tenía un carisma debastador.
- ¿Qué padezco? - Pregunté segura.
Me miró a los ojos unos minutos y se paró al costado de mi cama. Vio mis ojos ilusionados y creo que dejó ver una pequeña sonrisa.
- Bueno, es algo complicado. - Se retorció.
- ¿Es grave?
- Me temo que sí.
- ¿Cuán grave?
- Considerable.
- ¿Hay riesgo de que muera?
- Bueno... yo diría que... no sé si hay un alto riesgo, usted respira y habla tranquilamente, pero ha tenido daños en la cabeza e internos. Está conciente pero es probable que... - Lo callé.
- Está bien, doctor, muchas gracias.

Dios, sí iba a morir y él daba vueltas, dándome ilusiones de poder vivir más de lo esperado. Estaba destrozada internamente. Sentí una monsturosa presión en la cabeza, mis ojos parecieron borronearse de un segundo a otro, escuchaba algunos gritos tranquilos del doctor llamando a la enfermera.


... ... ...
... ... ... ... ● ● ● ● ¡!

No necesitaba tantas vueltas, con un simple 'Sí.' me hubiese dado la certeza suficiente de que ya no tenía más nada que perder. No le tenía miedo a mi muerte. Necesitaba que me dijeran que eso pasaría, no que me pintaran las cosas color de rosa.
Tal vez no sabía que iba a morir, tal vez quería asegurarse él también. Y sí, efectivamente, morí. Sólo me hubiese gustado estar advertida.

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