domingo, 28 de septiembre de 2008

P r e t e n d

¿Sabían? Algunas veces las cosas no son completamente perfectas, y está bien que no sean así. Porque de ser perfectas, tendríamos una felicidad vacía, sin una real meta como para alcanzarla y ser felices momentaneamente, hasta que de algún lado salga otra por la que hay que cambiar cosas de la anterior y ser felices de nuevo. Es una cadena interminable, nunca podemos ser felices por mucho tiempo.
Porque te casás, y tu marido te engaña o te deja. Porque conseguís trabajo y te hechan o te reemplazan. Porque conseguís por fin al amor de tu vida y no te ama... En fin, ahí es hora de tomar iniciativa, saber qué cosas se deben hacer y cuales no.
Sí, juega la frustracíon ante todo. Pero... tal vez aunque esa persona no te ame, tenés que mostrarle que seguís enamorada, para que sienta en vos aunque sea alguien que no se va a ir y que no le guarda rencor. Tal vez tengas que buscar otro trabajo. Tal vez tengas que irte una noche a cualquier lado y emborracharte con un par de amigas... las cosas malas tampoco son eternas.
Y en este proceso de encontrar las cosas buenas y malas, seguramente cometas errores, pero por el simple hecho de que el humano está destinado a cometer errores, de comer la fruta que es venenosa y enfermarse... Capaz es cierto que alguna gente está condenada, aunque no crea en eso... es muy fácil ver las cosas malas de la vida.
También, hay que aprender a pretender que las cosas están bien. Porque si buscás el lado malo de todo, se multiplica y se hace peor. A veces tenés que convencerte de que no todo está gris y que las cosas pueden mejorar, aunque sepas que NO van a mejorar, y que no son grises, que son negras. Si al menos uno se esfuerza en hacer mejores las cosas, no está la mala intención. Yo lo sé, a mí me pasó.

Las cosas están bien, están bien, están bien, están bien.
No, no están bien, pero no importa.

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