Mis queridos espectadores, ustedes fieles han mirando el desastrozo espectáculo todo este tiempo y han opinado con mucha certeza. Me han aconsejado bien y aunque no haya seguido sus voces hoy las considero.
Su anfitriona, dolida, renuncia hasta nuevo aviso.
Si alguien quiere saber el motivo de mi renuncia a tal espectáculo que han odiado, pues deberá preguntar y sabrá mi respuesta. Pero el teatro me ha sabido partícipe de la obra y no su maestra de ceremonia, por lo cual renuncio. Mi obra, es mía y de nadie más. Si no puede ser mía, pues sera de quién quiera, pero no estaré en ella y se retorcerán cuando vea que mi creación supera a la suya.
Hoy sale de mí lo que nunca pensé que saldría: Mi parte rencorosa. Tal vez a ustedes se les haga complicada o estúpida, pero a mí se me hace un miserable rincón donde se juntan las malas experiencias y se saca lo bueno de allí y también lo malo. Lo malo es lo que sobresale en el momento en el que dejo resplandecer esa oscura mentalidad.
Bueno, creo que sobran las palabras para expresarme en este trágico momento en el que abundan personas para contarles mi penuria pero falta la única persona para llorarle en el hombro. Pero he dado por terminada mi obra y lo lamento mis fieles seguidores, pero la función ha terminado y ya no hay retorno a la hermosa y colorida escenografía que veían ayer a mi merced, sólo si mi opinión cambia [y no creo que lo haga].
Señores, he concluido.
Y para quien no sepa de qué se trata mi obra, sepa, que es de un asqueroso y sombrío cuento. Los personajes son tres, tal vez cuatro, ustedes dicen qué hacer, y dependiendo de el caso omiso o no, se decidirá el destino de los personajes.
Hoy, la obra ha terminado. Yo me retiro y ustedes quedarán admirando la hermosa obra protagonizada por dos personajes que ahora se han ganado el sucio y desmerecido lugar principal en mi obra que solía ser perfecta.
Gracias por su tiempo.
[Have you ever felt REPLACED?]
© Juliette
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