La verdad, es que está todo como la reverenda chota. No, hoy no voy a escribir bien, hoy tengo los ovarios llenos y no tengo ganas de decorar el texto para que se te ponga la piel de gallina, porque no soy poeta guacho, no escribo para que se te ponga la piel de gallina.
¿Puede que salga TODO mal? Me levanté a las siete de la mañana, re feliz, porque iba a hacer la fiesta de educación física.
Bien, llego a lo de Camila. Hola Camila, ¿cómo estás? Ninguna servía para nada, estábamos las dos dormidas. Salimos, vamos a la fiesta, yo histérica porque nadie entendía nada y no empezábamos más... no sabía si íbamos a terminar a las 12 y yo a esa hora tenía que estar en la parada del colectivo.
Bailamos, sale todo hermoso, yo más loca que la mierda, a Karen se le perdió la cartera con los dos mil aparatos electrónicos que llevaba dentro, me hicieron pintarme los labios, cosa que odio. Correcto, salimos, me voy en un remis con una vieja bien copada a la parada del colectivo, y qué pasa. MEDIA HORA ESPERANDO EL COLECTIVO QUE JAMÁS IBA A LLEGAR PORQUE NO PASABA POR AHÍ. Señor del kiosco, cuando te pregunté si el 172 o el 242 pasaba, ¿no se te ocurrió decirme que el de Larrea NO pasaba por ahí? No, ¿no? Bueno, el tema es que me voy a otra parada a seis cuadras de ahí con una señora y su nena. Claro, le digo a Franco, y me dice que no vaya.
Me cago en la puta. Nunca puede salir todo bien, nunca puede, siempre algo la caga, y tengo la puta concha llena, porque por lo general, cuando algo me sale mal hago lo posible por remediarlo, pero hoy ya no tengo ganas, hoy solamente voy a patear todo y a gritar sola.
Porque les grité como una yegua a las chicas, como si ellas tuvieran la culpa, y se enojaron conmigo y lo peor es que tienen razón. Porque no pude ver a Franco y tengo tremenda bronca encima, porque me muero de sueño pero no quiero dormir.
PORQUE YA FUÉ.
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